miércoles, 25 de febrero de 2009

Ya sé de sobra que tiene esa sonrisa y esas maneras
y todo el remolino que forma en cada paso de gesto que da.
Pero además la he visto seria, ser ella misma,
y en serio que eso no se puede escribir en un poema.
Por eso, eso que me cuentas de que mírala cómo bebe las cervezas,
y cómo se revuelve sobre las baldosas y qué fácil parece a veces enamorarse.

Todo eso de que ella puede llegar a ser ese puto único motivode seguir vivo
y a la mierda con la autodestrucción...
Todo eso de que los besos de ciertas bocas saben mejor
es un cuento que me sé desde el día que me dio dos besos y me dijo su nombre.
Pero no sabes lo que es caer desde un precipicio
y que ella aparezca de golpe y de frente para decirte,
venga, hazte un peta y me lo cuentas.
No sabes lo que es despertarte y que ella se retuerza y bostece,
luego te abrace y luego no sepas cómo deshacerte de todo el mundo.

Así que supondrás que yo soy el primero que entiende
el que pierdas la cabeza por sus piernas y el sentido por sus palabras,
y los huevos por un mínimo roce de mejilla.
Que las suspicacias, los disimulos cuando su culo pasa,
las incomodidades de orgullo que pueda provocarte,
son algo con lo que ya cuento.

Quiero decir que a mí de versos no me tienes que decir nada,
que hace tiempo que escribo los míos.
Que yo también la veo.
Que cuando ella cruza por debajo del cielo solo el tonto mira al cielo.
Que sé como agacha la cabeza, levanta la mirada y se muerde el labio superior.
Que conozco su voz en formato susurro, y formato gemido
y en formato secreto.
Que me sé sus cicatrices,
y el sitio que la tienes que tocar en el este de su pie izquierdo para conseguir que se ría,
y me sé lo de sus rodillas,
y la forma que rozar las cuerdas de una guitarra.

Que yo también he memorizado su número de teléfono,
pero también el numero de sus escalones,
y el numero de veces que afina las cuerdas antes de ahorcarse por bulerías.
Que no sólo conozco su última pesadilla,
también las mil anteriores,
y yo sí que no tengo cojones a decirle que no a nada,
porque tengo más deudas con su espalda
de las que nadie tendrá jamás con la luna
(y mira que hay tontos enamorados en este mundo).

Que sé la cara que pone cuando se deja ser completamente ella,
rendida a ese puto milagro que supone que exista.
Que la he visto volar por encima de poetas que valían mucho más que estos dedos,
y la he visto formar un charco de arena rompiendo todos los relojes que la puso el camino,
y la he visto hacerle competencia a cualquier amanecer por la ventana:
no me hablen de paisajes si no han visto su cuerpo.

Que lo de "Mira, sí, un polvo es un polvo",
y eso del tesoro pintado de rojo sobre sus uñas
y sólo los sueños pueden posarse sobre las cinco letras de su nombre.
Que te entiendo. Que yo escribo sobre lo mismo. Sobre la misma.

Que razones tenemos todos.
Pero yo, muchas más que vosotros.



http://www.youtube.com/watch?v=0cCLPmcVstc

martes, 24 de febrero de 2009

Es que creo que eso ya lo he oído antes.

Y cuando digo creo, me refiero a estoy completamente segura de.

Venga ya.

domingo, 22 de febrero de 2009

miércoles, 18 de febrero de 2009

Vete.
Pero quédate.

Sí, deberían existir diferentes tipos de tú, definitivamente. Porque por unos podríamos desvivirnos, y escribirles palabras rojas hasta el agotamiento. Por los otros, escupiríamos ciento una veces sobre suelo mojado.

Ya está.
Es que necesito dormir.


http://www.youtube.com/watch?v=sVeFA-RzgZQ

domingo, 15 de febrero de 2009

Se sentía pequeña, muy pequeña, y frágil, tanto que tenía que rodearse el cuerpo con los brazos para evitar romperse. Que si se levantaba perdería las últimas astillas que le quedaban, las que pudo guardarse en el bolsillo de vuelta a casa. No temblaba, pero el cerebro le hormigueaba como cuando se ponía nerviosa antes de un reconocimiento médico, de esas veces en que se mareaba e incluso se le nublaba la vista.
Llevaba mucho tiempo así, sin moverse. Pensaba que se le habrían agarrotado los músculos de las piernas. Y le dolían los ojos de llorar; al intentar dormir, las pestañas se le enredaban con la sal, por eso ya ni siquiera se esforzaba en tratar de conciliar el sueño.
Simplemente estaba allí, pero nada más. No emitía sonido alguno, excepto al tomar aire en mitad del llanto. Pero su respiración resultaba agónica, escalofriante.

Estaba muriéndose, y lo peor era que no pensaba hacer nada por evitarlo.
Estaba desgarrada por dentro, que vomitaba sangre casi diariamente. Que ya era casi tan físico como emocional.
Estaba muriéndose.




[¿dónde estoy?.]
Tienes que venir a por mí, pronto...



Hace frío.

sábado, 14 de febrero de 2009

Ahora te hablo a ti.

Tú (con tono de rabia).
¿A qué cojones te crees que estás jugando?
No, las casualidades* son intocables, y las estás destrozando una a una como si no te importaran lo más mínimo. A mí también me has destrozado, aunque eso sea lo que menos te importe (que decías que si yo no estaba te morirías. Yo todavía te oigo respirar. Claro, es que no estás sola, después de todo.)

Hoy es sábado, y yo sólo puedo sentarme a escribir que me asfixio en casa.

Porque las hay con suerte, y sin ella. Adivíname.

martes, 10 de febrero de 2009

Cállate, o me muero.

Suéltame, o me muero.

Que hoy no puedo tirar de nadie. Ni siquiera de mí. Y me estás tocando, y me quema la piel. Me asfixias con tu humo, que no es gris ni blanco.

Iba a vomitarme en palabras, y ni siquiera eso.

sábado, 7 de febrero de 2009

Joder, que te importas tan poco que te tiras por los suelos una y otra vez. Sí, ya te lo dijo él, no tienes dignidad. Ni siquiera lo intentas, así te va.
Que te importas tan poco que te quitas horas de sueño por los problemas de los demás. Y después llegas al instituto de mal humor, porque si duermes poco te enfadas, y todos creen que eres tú la que tiene problemas. Pero no.
Que te importas tan poco que te juegas el culo por defender a quien quizás ni lo merece. Y te da igual, porque lloras sin sentir (que no escarmientas, pero va haciendo mella en ti).

Ya te lo dijo él.


[Lo peor es que nos (te) los llevamos a todos por delante.]

viernes, 6 de febrero de 2009

Dice Noviembre que esta noche va a emborracharse.

-Siempre acabas llorando cuando bebes demasiado -le he recordado.

Ella me ha soltado una bocanada de humo en la cara y se ha reído.

domingo, 1 de febrero de 2009

¿Cómo sienta comprar la propia felicidad sacrificando la ajena?



No tienes ni puta idea.