sábado, 19 de septiembre de 2009

/masalladeorion.

Y subes otro nivel y no puedes llegar ni siquiera a tocarlo… O al menos eso es lo que te parece cada vez que alargas el brazo y estiras los dedos de la mano.
Y no te das cuenta que tú ya has pasado ese nivel, y que es otro el que intentas rozar. Intentar tocar el siguiente es pasar uno más.
Hay quienes se quedan en el suelo y prefieren adorar a la suerte antes que a ellos mismos. Esos nunca se caerán, porque jamás intentarán llegar más alto. Pero tú sí. Tú te caerás una, mil y un millón de veces, porque intentarás una, mil, un millón de veces avanzar un paso más. Dejas la (buena o mala) suerte de lado y solo confías en ti misma. En ti para bien; para ti y por ti lo que está mal.
Aunque estas lo sean no hay palabras que transmitan afinidad de sentimientos, porque este es un sentimiento único y solitario. Solitario como un punto de la inexistente recta que va hacia ninguna parte, pero que no pertenece a ella ni a ninguna otra. Te aseguro que lo he sentido y lo siento a veces como tú, y que jamás podré llegar a sentir lo mismo. Qué montón de paradojas, ¿no?
Ahora llueve y es para ti. Ya no es Noviembre y la lluvia es ligera.

A veces hace falta muy poco para cambiar el sentido de los pensamientos. Pero es que aquellos quienes nunca varían viven muertos.

De tu mundo, aunque a veces nos engañemos, y por ahora, el centro eres tú. Si no te importaras no te tirarías a ti misma por los suelos.
Ya verás cómo lo tocas.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Y podría decir 'no, no quiero salir, estoy bien en casa', pero resulta que no es verdad, que las paredes se me derrumban encima y las ventanas nunca están lo suficientemente abiertas como para que entre todo el aire que necesito.
Por eso me paso las horas arrugando las sábanas con los pies, esperando que a alguien se le ocurra preguntar si me apetece ir a alguna parte, tomar una cerveza, echar un cigarro en el portal, y se me revuelve el estómago y tengo ganas de vomitar. Así que esa es la razón por la que me emborracho indiscriminadamente cada noche que consigo arrancarme de casa.
Me duele la garganta de gritar, porque la habitación está tan repleta de nada que el humo del cigarro puede expandirse a sus anchas, y estoy harta de ausencias. Me duele el pecho al respirar, y ya no sé si es la nicotina o la angustia. Me duelen los ojos de rebuscar entre líneas pixeladas algún atisbo de declaración de intenciones.

so long, and goodnight.-

martes, 1 de septiembre de 2009

what did you expect?