lunes, 29 de diciembre de 2008

Me quedo aquí, en el 29, para siempre, por ti.

Aunque a veces esta pegajosa niebla de Diciembre te impida encontrar el número
y se trague la luz de gas naranja.



Quédate tú también. Conmigo.

sábado, 27 de diciembre de 2008

Vale.

Pero a mi quizás se me quede clavada una espinita.

Quizás, claro.

No sé, supongo que me cruzaré de brazos cada noche a esperar.
Y después te escucharé, las mismas palabras una y otra vez.
Y no importará.
No. No importará.
¿Sabes? Estoy metida hasta el cuello en esto. Me da un poco de miedo porque, en cierto modo, sé cuál es el final. Y no me gusta, eh. O sí. Bueno, ¿qué más da?
Vete a la cama, voy a abrazarte y a decirte que no debes olvidar eso tan importante. Mirar a los ojos, ¿vale? Mirar a los ojos y admitir que eres una egoísta. Levanta la jodida cabeza, pequeña. Que tú ya no tienes miedo. Venga, soy una egoísta.
Aunque no lo seas. Es sólo el instinto. Sí, creo que es eso.
Ah, y utiliza un acento bonito. Dulce. Tú me entiendes. (¿Verdad?)
Shhhhh...

[Otto en los ojos de Ana]



Ahora déjame dormir un poco. Estoy tan cansada...
¿Volveremos a conversar? Sí, creo que sí.

Duerme conmigo.








-¿Con quién hablas?
-¿Qué? Estaba callada.
-No, no. Estabas diciendo no se qué sobre esperar de noche. Sobre mirar y levantar la cabeza.
-Oh, vaya. Pensaba en voz alta. A veces hablo conmigo misma en voz alta para que no se me escape ni una palabra de lo que tengo que decirme. Es eso. ¿Has escuchado todo? Mañana te cuento qué tal me ha ido.

viernes, 19 de diciembre de 2008

Y que si tú eres veleta, yo seré la brisa que se enrede a tu eje.





No conseguirás entender hasta qué punto esto puede convertirse en pura necesidad, incluso dependencia, pero es que es así.
Que te necesito aquí conmigo, conmigo, conmigo.
Solas tú y yo.
Solas.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Don't go around saying the world owes you a living. The world owes you nothing. It was here first.

viernes, 5 de diciembre de 2008

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Y a veces, cuando me desvelo por las noches, me parece ver la luz del móvil parpadeando entre las sábanas.
Y pienso, o más bien quiero creer, que es una llamada, pero me sólo me responde un abrumador silencio, frío y vacío.

Menos mal que normalmente no me equivoco y estás al otro lado de la línea.

martes, 2 de diciembre de 2008

There's a sign on the wall
but she wants to be sure
'cause you know sometimes words have two meanings.

jueves, 27 de noviembre de 2008

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Me coges de la mano en sueños

e, inocente de mí, me dejo arrastrar.





Y no sabes la de cosas que quedan por decirse.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

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¿Y ahora qué?

Si es que estás echando por tierra mis esquemas,

y haces que afloren los sentimientos, bajo la piel…





Yo era de las que tenían la cabeza fría y los pies en el suelo.
Pero a veces... ya sabes que a veces vuelo.

domingo, 23 de noviembre de 2008

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Ya no haré más promesas que no pueda cumplir.
Lo prometo.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Me prometió que enseñaría el mar.

A ella siempre le había gustado: el olor a sal, el reflejo del sol sobre las olas, y los poemas que hablaban sobre él. Sobre todo, adoraba esos poemas.

Pero desapareció de madrugada, y ya no volví a saber nada de ella.










Hasta que una mañana, ante mi puerta apareció un frasco de cristal, cerrado herméticamente. Al recogerlo del suelo, descubrí lo que contenía: una caracola... y un poquito del mar.

martes, 18 de noviembre de 2008

Musa, musa, ¿cuándo piensas regresar?




Es tarde, no puedo salir a buscarte al bar...
Y sin embargo, te necesito.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Mírame, sonriendo como una estúpida porque me has regalado una frase completa.
Qué gilipollas me siento.
No.
Qué gilipollas soy.-

jueves, 13 de noviembre de 2008

Come in here, dear boy, have a cigar. You're gonna go far, fly high, you're never gonna die, you're gonna make it if you try; they're gonna love you.

viernes, 7 de noviembre de 2008

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Mi realidad se quedó suspendida un instante. Conteniendo la respiración.
Fue como si ese ente abstracto, ese pájaro que da cuerda al mundo se hubiera detenido a recuperar el aliento.
Lo vi todo, pasando ante mis ojos como si de una película se tratara. Un film que había protagonizado pero del que no había sido parte. Quizás sólo lo había estado mirando desde fuera, a través de una pantalla invisible. Aquella no era la realidad que había querido para mí, por eso me había dedicado a desarrollarme en ella manteniéndome completamente al margen.
Qué difícil es expresarlo con palabras, ¿no?
Había sido, durante demasiado tiempo, espectadora neutral de mi propia vida. Sin intervenir, sin tocar, sin sentir. Porque no podía permitírmelo. Suena jodidamente trágico, ¿verdad? No lo es. Uno se acostumbra.
Mi vida ha dado una brusca sacudida. Una palabra, sólo una palabra, ha provocado un cataclismo de inconmensurables dimensiones. Cayó como un rayo, agrietando la superficie perfecta de mi burbuja. Arrancándole escalofríos hasta al propio viento invernal. Y yo no quería moverme, no quería que los escombros de mis recuerdos se derrumbaran sobre mí. Me rodeé las rodillas con un brazo y me cubrí la cabeza. No iba a gritar, no iba a temblar, no iba a llorar. Simplemente, me quedaría allí quieta, en silencio, hasta que el polvo volviera a posarse donde le correspondía.
Y sucedió más rápido de lo que me esperaba.

El pájaro se cansó de esperar. El tiempo vuelve a transcurrir a velocidad normal.
No hay cambios, al menos a simple vista. Dentro del corazón, quizás una espinita se ha hundido un poco más. Pero todavía no sangra. Eso es bueno.

-Espera. Aún es pronto. No te precipites.
-Si es que la indiferencia sigue ahí... Es sólo que... me cogió por sorpresa. Nada más.
-¿Nada más?
-Nada más.
-Ya veremos.




Joder. Decidí que ya no regresaría en Noviembre, pero ahora es distinto. Lárgate y haznos un favor a ambos.

Zas.

Un rayo.
Un terremoto.
Una catástrofe.
Una palabra.

Y se derrumbó todo.



Me voy un rato a apartar los escombros, a ver si encuentro mi corazón entre ellos.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Be my way.



By the dusk, I'll keep my room and go away.


Yesterday, I looked at the sky and saw this beatiful light.

I felt like writting in english, thinking in english... just to forget this city which doesn't allow me to breathe. I'd like to be far away from him...




And his smile.




Continue slpeeping on my lap, dear...




and I'll keep on smiling! =)

sábado, 1 de noviembre de 2008

[L]

Te quiero, y aún no lo sabes.


O quizás sí, pero prefieres ignorar ese hecho.
Dios, yo no iba a volver a enamorarme...

viernes, 31 de octubre de 2008

¿Sabes? Puedes dejar de esperar que dé el primer paso...

Para mi la amistad parece tener un significado completamente distinto del que tú le das.
Joder.

jueves, 30 de octubre de 2008

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los lazos se rompen.

como los corazones.

domingo, 26 de octubre de 2008

Midnight Romance. &. Nightmares.

Prefiero morir vicioso y feliz, a vivir limpio y aburrido. Prefiero encontrar una estrella en el fango que cuatro diamantes sobre un cristal. Prefiero que la estrella queme, sea fuego, a que tenga un tacto rezumante de frialdad. Prefiero besar el duro suelo veinte veces para llegar una sola vez a lo más alto que escalar poco a poco, sin caer nunca, pero sin llegar jamás a la cima. Prefiero que me duela a que me traspase, que me haga daño a que me ignore. Prefiero sentir.
Prefiero una noche oscura y bella, sucia y hermosa, a un montón de días claros que no me digan nada. Prefiero una cadena a un bozal. Prefiero quedarme en la cama todo el día pensando en mi vida que levantarme para pensar en la de otros. Prefiero un gato a un perro. Porque el gato te araña, es infiel, te ignora, se escapa, pero sabes que, a pesar de todo, no podría vivir sin ti. En cambio, el perro es tonto, no sabe nada, te obedece hasta el absurdo. Prefiero las mujeres gato a las mujeres perro, por las mismas razones.
Prefiero el mar a la montaña. La vida es una noche tumbado en la playa, mirando las estrellas sin verlas, soñando despierto, dejando que la arena se cuele entre los dedos de mis pies, embriagado de todo. Y la noche, siempre la noche. Nunca a la luz del sol. La noche es mágica. Me hace vivir, no pensar. Me pone en movimiento. Rompe mis esquemas. Prefiero las noches frescas de verano, andar con poca ropa, sentarme en el suelo y meterme algo de vida en el cuerpo. La mañana me sabe a dolor de cabeza. Me da sueño. Me quita las ganas de hablar. Me recuerda que soy mortal. Me recuerda que soy normal. La noche me hace único.
Prefiero el color de la sangre y el de la gris niebla que difumina las cosas. Si sabe que prefiero el frío cuero, ¿por qué se viste con el traje de terciopelo? Se me escurre entre los dedos... Prefiero experimentar las cosas, aunque me hagan mal. Aunque me hiervan la sangre. Prefiero probarlo todo antes que morirme sin saber lo que me gusta. Y, más que nada, prefiero…



Que me beses.

miércoles, 22 de octubre de 2008

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Necesito tenerte cerca.

Necesito que vuelvas.


Que Noviembre está llegando... Y tú sigues lejos.

domingo, 12 de octubre de 2008

sábado, 11 de octubre de 2008

jueves, 9 de octubre de 2008

The Third Child. [[Esbozo]]

El primer recuerdo que conservaba le resultaba en ocasiones desconcertante.

Todo a su alrededor era excesivamente grande.
No, él era pequeño, muy pequeño. Tanto que ni siquiera era capaz de articular palabras aún. Se miraba sus manitas, sonrosadas y cálidas, jugando a juntar las palmas. Y reía, reía con esa risa inocente que tienen los niños que no han descubierto todavía la crueldad del mundo. A veces la luz del sol se colaba a través de las cortinas anaranjadas, creando reflejos ondulantes sobre los azulejos del suelo. Sus ojos chispeantes los recorrían con expectación.

Entonces levantaba su cabecita, las mejillas encendidas de alegría, y su mirada se topó con otra idéntica. Quizás esa fuera la primera vez que había experimentado el desconcierto. Sus labios, apenas dos finas líneas, formaron una O. Extendió el dedo índice, con ese típico gesto de los críos, señalando unas facciones que le resultaban desconocidas. Unos relucientes ojos negros, una nariz chata, un rostro redondo enmarcado por una mata de fino pelo oscuro. Aquel otro niño lanzó una carcajada aguda, y se acercó con pasitos vacilantes. Tocó con cuidado la mejilla de su compañero, volviendo a reír. Luego se giró, ante su mirada extrañada, hacia alguien que permanecía en un rincón, y repitió la misma operación con él. Cuando se apartó de delante del desconocido, sus ojos se abrieron por la sorpresa. ¿Por qué lo miraban dos rostros tan semejantes?

Aquel recuerdo, que a veces regresaba en sueños y que había llegado a dudar de que no perteneciera más que a lo onírico, terminaba con un reflejo. Un espejo giraba, pendiendo de una cuerda roja, y su cristal le mostraba su propia imagen…
Ojos negros, nariz chata, rostro redondo, pelo oscuro.

lunes, 6 de octubre de 2008

Notas a pie de página.

Entrelacemos los dedos mientras quede un resquicio de luz en este ocaso.

Y sigue cántandome para que no me ensordezca el estruendo de la ciudad.




Pero es que aunque sepa que tienes ese algo... No es suficiente.

domingo, 5 de octubre de 2008

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Mierda.




Que no me quiero enamorar.

Pero esto no es amor, ¿verdad?






Que pase de una vez la tormenta...


Simplemente, ayer. Tú, yo, y todos los demás.
Todos los demás.
Y ni siquiera me miraste. Joder.
O, al menos, no me provoques para que caiga en tus juegos, en los mismo jodidos juegos de siempre. Ostia puta.

sábado, 4 de octubre de 2008

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Estoy harta.
No, estoy MUY harta.

¿Sabes? A veces en la vida suceden cosas que te hacen cambiar en muchos aspectos. Cometes errores, aparecen personas nuevas, se van amigos de toda la vida...
Entonces tienes que aprender, y adaptarte, y te amoldas a las nuevas situaciones. Encuentras el equilibrio, después de mucho esfuerzo.
Pero siempre queda una pequeña porción de tu pasado que se empeña en perdurar en el tiempo, como una espina que no sale de la carne.
Buscas nuevas amistades, te unes a un círculo de amigos con el que más o menos encajas. Y sonríes, porque eres relativamente feliz.
A mí me ha costado nada más y nada menos que ocho meses alcanzar ese equilibrio, aunque últimamente pareciera una desequilibrada mental. ¡Pero estaba siendo feliz, joder!
Y siempre llega algún imbécil de turno que se encarga de destrozar mi realidad, esa que he contruido con todo mi empeño para reír en ella.
¿Quieres quedarte con mis amigos? ¿Con esos a los que siempre criticastes y pusistes a parir?
Pues quédatelos, joder, ¡QUÉDATELOS!.
¡No importa! Es mi sino, ¿verdad? Vagar sin rumbo hasta encontrar algo a lo que aferrarme para que después mi pasado vuelva a robármelo.
Sí, da igual. Que no os despidáis, que ni siquiera os percatéis de que nos hemos ido, que os cuenten todas esas mierdas...
Joder.
Las ganas de explotar. Las ganas de echarse a llorar. Las ganas de correr por la ciudad hasta que el corazón se detenga.


Ven conmigo a escapar de esta puta pesadilla.

viernes, 3 de octubre de 2008

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No significa no.

Joder. Que yo ya he escarmentado. Y creo que tú también.

jueves, 2 de octubre de 2008

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¡A veces sólo se necesita un pequeño empujón para echar a volar!

martes, 30 de septiembre de 2008

Já!

Bienvenidos a mi club de demencia pasajera (o no), de locura intransitiva en que la risa es la dueña del viento.

lunes, 29 de septiembre de 2008

Canta conmigo.

Un elefante se balanceaba sobre la tela de una araña...


¡Qué luz, qué color, qué calor!
Sonríes y preguntan, ¿a qué huelen los pensamientos fugados?
Desvariando al ritmo de un corazón de esos de antaño, que latían por no sé qué bailarina de cabaret.


Dos elefantes se balanceaban sobre la tela de una araña...


Como las teclas de aquella máquina de escribir que se reorganizaron para formar una frase tímida. Te quiero mucho. Pero regresaron a su lugar cuando alguien entró como un torbellino en la habitación. Y se reían, ahogando sus carcajadas con tinta azul. Porque nunca sabría de qué hablaban.


Tres elefantes se balanceaban sobre la tela de una araña...


Y entonces fue cuando aquel pajarito se bajó de la higuera, y empezó a recoger las ramitas para hacerse un nuevo nido.Enredados en el viento, los ojos, los sueños, tú y yo. Yo y yo. Yo y nadie más.
Já! Metaforeando me encontraste y metaforeando me perdiste...
Y pintando imágenes surrealistas no me reconocerás el próximo Noviembre.


Cuatro elefantes se balanceaban sobre la tela de una araña...


¡Qué descontrol, qué alboroto, qué despilfarro!
¿Por qué trinan los caracoles entre las grietas del centeno?
¿Por qué no dejan de asomarse a las ventanas las ardillas en invierno?
¿Por qué hacemos que se tiñan de color rosa y vuelen por la habitación?
¿Por qué me pregunto cómo ha vuelto todo a la normalidad?


Cindo elefantes se balanceaban sobre la tela de una araña...





Y la tela se rompió. Pum!

Y la araña se enfadó muy mucho, abrió su boca y se los comió a todos: las dudas, los miedos, las lágrimas, el dolor. Y a los elefantes. Sobre todo a los elefantes.

Notas a pie de página.

Joder.



Avísame al menos, ¿no?

Yo aquí esperando, marcando a ciegas tu número con la absurda esperanza de oír tu voz al otro lado de la línea...





Y tú. Lejos.
Quizás sea lo mejor. Quizás hubiera sido lo mejor. Hace siete meses. Mierda.
La única diferencia es que ya no va a ser igual. De todo se aprende, dicen.


















Pero, por mucho tiempo que invierta en engañarme, en convencerme de que no ocurrirá... te echaré de menos.

Porque yo regresaré el próximo Noviembre... pero tú no estarás para recibirme.

domingo, 28 de septiembre de 2008

Notas a pie de página.

Me gustan los días lluviosos.



























No me gusta garabatear tu nombre en un papel. Mierda.

viernes, 26 de septiembre de 2008

jueves, 25 de septiembre de 2008

Notas a pie de página.

Días interminables.
Noches infinitas.
Y tú.
Y yo.
Y el mar.
Pero tú te has ido y el mar está lejos, así que sólo yo.



Qué jodidamente (¿se puede escribir 'jodidamente' en el blog?) cansada estoy.
De todo. De todos. De ella. ¿Mejores amigas? Que se follen a quien inventó esa mierda.
Ufff... es el estrés.






Y configuraba rimas absurdas
Para, con una técnica burda,
Dibujar en tinta verdeazulada
Caminitos de vaho en tu mirada.

Dos Siete Cero Nueve Dos Cero Ocho Uno Seis Dos Cero Ocho

Piiiiiiii
Piiiiiiii
Piiiiiiii....

lunes, 22 de septiembre de 2008

22.09.08 (50 razones para odiarte)

Te odio.
Te odio por haberme robado ese beso y, con él, la razón, el aliento, la vida.
Te odio por haberme abrazado tantas noches, por haber susurrado un no quiero que te vayas todavía con esa jodida voz a la que sabes que no le puedo negar nada, por haberme regalado esas miradas a destiempo, por haber compartido todo lo que eras. Por haber escrito poemas que ya deberían haber ardido.
Por las tardes en el parque, por los anocheceres en el puerto, por los días de lluvia y por los días de sol. Por coger mi mano cuando paseábamos, por haber despejado las dudas que me asaltaban al principio.
Te odio por haber logrado hacer latir mi corazón, por haber convertido un simple enamoramiento en el amor de mi vida. Por haberme hecho desarrollar ese sentimiento que degeneró en necesidad. Por haberme arrancado esos te quiero.
Te odio por haber aparecido de repente, cuando ya no quería saber nada más de parejas. Por haberme pedido mi número de teléfono, por haber ‘olvidado’ mi nombre, por haberte sentado a mi lado, por haber suspirado al despedirte, por haberme rodeado los hombros con el brazo. Por haber dicho tantas cosas que, a pesar de resultar ridículas para la mayoría, nosotros comprendíamos. Porque dije que te compraría un foco con el logotipo de ‘Batman’.
Te odio por haber conseguido cegarme. Por llenarme como persona. Por tus ojos azules. Porque me enseñaste a mirar más allá de las apariencias. Porque lo fuiste todo, porque eres todo, y porque lo serás todo.
Te odio por haberme esperado, por comprenderme, por saber cuándo estaba realmente bien. Por hacerme reír, y por hacerme llorar. Por alegrarme cada segundo a tu lado. Por ser mi luz en la oscuridad. Por enredarme en tus latidos. Te odio por haber vuelto, por no haberte rendido. Por grabar a fuego en mi alma ese es que me muero de ganas de darte un beso.
Te odio porque nunca sabrás lo que tanto desearía decirte. Te odio porque no leerás estas palabras. Te odio por tener que sonreír cuando tú le sonríes a otra. Por fingir que nada nos ató, por hacerme adicta a ti.
Te odio porque debería odiarte, y no puedo. Te odio porque debería olvidarte, y ni siquiera lo intento. Te odio porque debería alejarte, y sólo consigo retenerte.
Te odio… porque te amo.

domingo, 21 de septiembre de 2008

Sanatorium 2.2

Querido Nadie,


Me he portado bien durante todo el año, casi no me he cortado en estos últimos meses. He tomado mis medicamentos, he ido a terapia con los amables psiquiatras del centro, he sido firme en mi voluntad. Los guardias ya no me tienen miedo, apenas opongo resistencia, y he dejado de morderles cada vez que entraban en mi habitación. Ahora hago ejercicio en mi tiempo libre o cuando estoy aburrido, en lugar de quemar colchones.

Los doctores me mantienen en observación, pero ya puedo recibir visitas. Me dejan hablar por teléfono con mis padres y amigos, tener libros en mi habitación. A veces, incluso me permiten comer con cubiertos de plástico.El pasado octubre cumplí al fin los veintisiete. Uno de los psiquiatras me llevó al jardín para que tomara el aire, y hasta pude hacer una corona de margaritas. Por la noche, después de tomar las medicinas (ya no hace falta que comprueben que no las escondo bajo la lengua o las vomito al regresar a mi cuarto), vi un poco la televisión. Había una muchacha muy bonita, pero me miraba con ojos chispeantes y no cesaba de susurrarme cosas horribles que podría hacerle a los guardias.

La cicatriz de mi cabeza casi ha desaparecido. Sólo me pica de vez en cuando, sobre todo si esa muchacha anda cerca. Sí, todavía la sorprendo asomada al pequeño cristal de la puerta de mi habitación, pero ya no me habla con esa malicia que la caracterizaba. Por el contrario, suele dirigirme miradas en las que adivino una nota suplicante… Ellos no lo saben. Temo que me hagan regresar a esa sala.

Guárdame el secreto.








Benjamín J. Hakley. –Bang–








PD: No puedes estar a salvo una vez que se ha metido en tu cabeza

sábado, 20 de septiembre de 2008

Sanatorium 2.1

Lobotomy.
Lo–bo–to–my.
Leyó y releyó aquella palabra durante unos minutos que le parecieron eternos. Su lengua lamió la cerrada curva de la L, se demoró desinteresadamente en el lazo de la segunda O, y estrechó la última sílaba hasta convertirla en un susurro. Pensó en alcohol. Sí, esa palabra tenía el mismo color grisáceo, incluso el mismo aroma a moho y nieve. Por eso no le gustó. Sólo conocía otro término que oliera igual, y le daban arcadas nada más con recordarlo. Cadáver.
Cuando se fijó en la puerta de cristal sobre la que estaba leyendo aquello, su mente retrocedió hasta el punto en el que había comenzado todo.



El ruido. El miedo. La confusión. Sus ojos, que sólo eran capaces de ver la densa, profunda oscuridad. Y rojo. Una enorme mancha líquida en mitad de aquella negrura impenetrable. Vomitó.Tropezó con algo que había en el suelo en su afán por escapar, y quedó tendido sobre el frío mármol cuan largo era. Al girar la cabeza, unos ojos vidriosos lo miraron, acusadores. La expresión congelada en un rictus de pánico. Vomitó de nuevo.Entonces llegaron ellos. Estaba tan asustado… Pero no lo entendieron cuando les habló, tan solo fruncieron el ceño y murmuraron algo entre dientes.

¡Bang! Estás muerto.

Maldita vocecilla. ¿Por qué no dejaba de reírse de una jodida vez?
Allí estaba, sentada sobre un mueble balanceando sus piernas enfundadas en leotardos rasgados. Lo apuntaba con dos dedos colocados a modo de pistola, y entrecerraba los ojos, risueña.
Él la señaló, quiso avisarlos, pero no logró articular palabra. ¿Qué hacer? Golpeó el suelo con los puños, con la cabeza, gritando desaforadamente.

¡¡¡Lárgate!!!

Se atragantó con algo, y al pasarse el dorso de la mano por la boca, ésta se llenó de una espuma amarillenta y pestilente.



Y ahora estaba ante aquel cristal translúcido. Lobotomy. Y ella lo miraba con aquella repulsiva expresión de suficiencia pintada en el rostro mientras sostenía el reluciente bisturí.




No puedes estar a salvo una vez que se ha metido en tu cabeza

jueves, 18 de septiembre de 2008

Sanatorium 2.0

Había sucedido otra vez. Los muros… los muros le estaban hablando. No– las paredes no… lo que fuera que estuviera en ellas. Los ojos desorbitados por el miedo, se estaba comenzando a marear. En medio de la confusión se golpeó contra algo y miró hacia arriba; no había nada allí. Su terror aumentó.

Corrió. La puerta desapareció. Él golpeó el muro, gritó, lloró, lo intentó todo para escapar. Nada de aquello funcionó, estaba atrapado. Solo.Solo no. Con ella. Se estaba acercando.Aquella pequeña muchacha. Había venido a matarlo. No, iba a hacer algo mucho peor que eso. Él cayó al suelo. El hermoso, frío suelo. Yació allí, jadeando pesadamente. No podía respirar.


¿Necesitas ayuda, Ben?


Una voz inocente


Levantó la vista e intentó gritar, pero ningún sonido abandonó su garganta.


Bang, ¿estás bien? ¡¿Bang?! ¡BENJAMIN! Dios mío, Ben… ¡Ben, levántate! ¡¡Eh, que alguien lo ayude!! ¡Algo va mal!


El aludido se levantó a duras penas y golpeó el suelo con los puños, rabioso. El hermoso, frío suelo.





No puedes estar a salvo una vez que se ha metido en tu cabeza

Sanatorium 1.0

Anoche me pregunté qué se sentiría al vivir encerrada, como tú, detrás de esas blancas paredes, de algodón de otoño. Una habitación en la que no entre el sol, desde la que no se vean las estrellas. En la que las noches se confundan con los días. Soledad.

No es mi mundo. Tampoco es el tuyo. Supongo que bastaría una mirada para que lo comprendiéramos, para que nos conectáramos. Pero claro, tus ojos no quieren ver, y yo no quiero salir. Por eso estamos así.

Anoche escuché una canción en blanco y negro. Una serenata que se deslizaba por debajo de la puerta, como esa luz que tú nunca verás. Y quise echar a correr, pegar la oreja a tu puerta, y susurrarte unas palabras para que dejaras de llorar. Me duelen tus lágrimas de invierno. Ojalá pudiera golpear las paredes con los puños hasta romperme los nudillos, hasta poder escribir unas estrofas con mi propia sangre. Abrir una brecha en el muro y enlazar nuestras lenguas.Damos vueltas, caminamos en círculos, y esta geometría que nos engaña se descompone en puntos de colores. Como luciérnagas ebrias de luna. Un crepúsculo no puede durar para siempre…

Escapemos hasta encontrar un lugar en el que entendamos el lenguaje de las nubes, en el que podamos olvidarnos de todas estas pastillas rojas y grises. Que te están paralizando los latidos. Y colgar estrellas de los árboles con puntillas oxidadas, para que al amanecer nos encuentren abrazados entre la hierba azul de rocío. Cambiemos todo lo que somos, y todo lo que hemos sido. Sólo para escapar.

–Esta no parece una de esas situaciones de las que te puedes librar diciendo la verdad.
–Bien, entonces no digas nada.

Sueño Primero.

Y llovieron estrellas salvajes que saltaban de corchea en corchea hasta el puente de tu guitarra. Flores de humo que brotaban de tus labios entre el rocío de mis lágrimas.

Y mañana. Mañana al despertar no me tendrás. Que ya he echado a correr, como por un campo de amapolas marchitas, deshojando amaneceres desde mis sueños febriles. Yo ya no te espero, pero mi corazón miente.

Luz, luz ensombrecida, que teje cortinas de lluvia si la dejas brillar. Contaban de su llama que a chorros se desvanecía en tu mirar, que cosía besos entre las ramas del ciprés con hilos de papel. Y no soporta el ritmo desenfrenado de tus manos.

Tiembla, vibra la ciudad si digo que vengas, si gritas que lo harías si pudieras. Escribiendo canciones en prosa, cansada de acariciar noches de trapo. Y tú, que dibujas alegorías que anidan en los campanarios. Ahora voy a hundirme en tus ojos y a preguntar. Que si me amas, me lo dirás.
Pídeme que sea el impulso de tus mareas...