jueves, 29 de abril de 2010

La habitación verde.



Es por el frío.
Sí. El frío y las casualidades de la habitación verde, como en un Septiembre inerte coleccionando palabras susurradas al oído y enterrando colillas entre la hierba. Tú hablabas con los ojos brillantes de la emoción, y recuerdo que pensé algo así como que las chicas buenas siempre traen problemas, pero quién era yo para contarte de puntos finales, si apenas acababas de comenzar. Me dijiste que si sus manos, que si las noches de desvelo imaginando su boca, los murmullos mientras la ropa resbalaba encima de las sábanas. Que te acariciaba el alma con una sola sonrisa. Que nadie en este mundo lo hacía como ella (poseidonia asustada).
Después se te empañó el corazón de tristeza, y yo ya no pude arrancártela de allí. Porque aunque nunca te lo dijera, las chicas buenas siempre traen problemas.

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