sábado, 4 de octubre de 2008

.

Estoy harta.
No, estoy MUY harta.

¿Sabes? A veces en la vida suceden cosas que te hacen cambiar en muchos aspectos. Cometes errores, aparecen personas nuevas, se van amigos de toda la vida...
Entonces tienes que aprender, y adaptarte, y te amoldas a las nuevas situaciones. Encuentras el equilibrio, después de mucho esfuerzo.
Pero siempre queda una pequeña porción de tu pasado que se empeña en perdurar en el tiempo, como una espina que no sale de la carne.
Buscas nuevas amistades, te unes a un círculo de amigos con el que más o menos encajas. Y sonríes, porque eres relativamente feliz.
A mí me ha costado nada más y nada menos que ocho meses alcanzar ese equilibrio, aunque últimamente pareciera una desequilibrada mental. ¡Pero estaba siendo feliz, joder!
Y siempre llega algún imbécil de turno que se encarga de destrozar mi realidad, esa que he contruido con todo mi empeño para reír en ella.
¿Quieres quedarte con mis amigos? ¿Con esos a los que siempre criticastes y pusistes a parir?
Pues quédatelos, joder, ¡QUÉDATELOS!.
¡No importa! Es mi sino, ¿verdad? Vagar sin rumbo hasta encontrar algo a lo que aferrarme para que después mi pasado vuelva a robármelo.
Sí, da igual. Que no os despidáis, que ni siquiera os percatéis de que nos hemos ido, que os cuenten todas esas mierdas...
Joder.
Las ganas de explotar. Las ganas de echarse a llorar. Las ganas de correr por la ciudad hasta que el corazón se detenga.


Ven conmigo a escapar de esta puta pesadilla.

No hay comentarios: