domingo, 14 de junio de 2009

Te quiero...

...conmigo, en mi cama, en mi sofá, en mi almohada, en el breve silencio que antecede a tu voz ; en mi boca de madrugada, en mis párpados al despertar, en mis brazos durante el resto de la mañana. La tarde, la tarde se morirá de envidia, y la noche no será más que una nimia incidencia del tiempo en la memoria.
Quiero tus dedos enredados en mi cintura al dormir, y perdidos entre las piernas antes de que tenga que mirarte. Buscando los míos mientras fingimos estudiar, y que nadie sepa lo que nos contamos con caricias bajo la mesa, porque empiezan a sobrarnos las palabras. Que cada vez sea más evidente que no necesitamos más que los ojos para hacernos el amor, de lejos y sin tocarnos.
Todas esas sutilezas que dices que odias, los gritos subliminales cuando me acabo por desesperar, las sílabas desordenadas para cosas que no se pueden expresar con claridad. Y tú te ríes, porque creo que en el fondo disfrutas consiguiendo que se me atraganten los pensamientos y no los pueda soltar. Con todas tus i n c o h e r e n c i a s, ambigüedades y demás imposibles carentes de sentido, al decir que no queriendo decir que sí.
Todo eso también lo quiero. Pero contigo.
Te quiero en jueves, en viernes y en sábado. En domingo de resaca, y de lunes a miércoles respirando jazz y rabiando por no poder tenerte cerca. En encuentros fortuitos, en deslices de los que mil veces renegaremos pero de los que es difícil arrepentirse.
Te quiero con una sonrisa cada vez que me enfado, y los dos sabemos que no es de verdad, pero nos gusta así.
Te quiero en todos los matices de esa expresión. Te quiero cuando me dueles, cuando te duelo sin querer, cuando pasan los días y yo prometo no echarte de menos, y sin embargo no me lo pones fácil. Porque creías que lo que quería era que echaras por tierra mis esfuerzos por no pensarte.
Cuando me alivias el insomnio entre tus sábanas, contra el colchón, sin saber que es que me das esa estabilidad de la que carezco y que busco instintivamente en tu aire. Al respirar el mismo aliento que tú mientras las lenguas se nos enredan furtivamente entre las sombras de un abrazo a la hora de volver a casa. Y que nadie sepa, pero que todos intuyan, y no puedan aventurarse a elaborar ninguna hipótesis concluyente.
Te quiero. No hay más.
Vamos, vuelve ya, que es muy tarde.

4 comentarios:

lis.en.silencio dijo...

JODER.



¡Me has puesto el vello de punta!

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

..Y desgastar los amaneceres perdiendo tus labios entre los mios..




Es una realidad, Soy muy extremista.
Y está comprobado que no es bueno ni el defecto ni el exceso.
Sin embargo, dudo que encuentres un día en el que yo no respire aires melancólicos, o por el contrario, exponga sonrisas radiantes.
Nunca pensé que ese termino medio, esa estabilidad, se pudiera encontrar en una persona.

Es realmente interesante.

Pero, ¿realmente esa persona nos estabiliza?

Si, nos estabiliza haciendo olvidar todo tipo de pesares, convirtiendo cada día, en un día diferente, exclusivo, un día que guardas dentro de esa caja bajo la cama.

Eso no hace que deje de vivir en los extremos, todo lo contrario, los acentua más.
Pues, esa persona se llevó la mitad de mi, y nunca volveré a estar completo si no está a mi lado.
Eso convierte los momentos que esté con ella, en los momentos más felices e inigualables que el mundo me dió.
Pero en cuanto ella marche junto con el atardecer, solo existirá pésame en mi alma por su marcha.

Te podría decir que no está bien que tu felicidad, tu verdadera y pura felicidad, dependiera de esa persona.
Te podría decir que al esperar a que ocurra algo, no harás más que despistarte en la carretera, y perder esos desvios.
Te podría decir que si tuviste o tienes esos momentos en tus manos, cuidalos como nunca antes lo habias hecho.
Te podria decir que los recuerdos es mejor observarlos con una sonrisa que con lagrimas de rabia.

Te podria decir todo eso y mucho más.

Pero verdaderamente, me sentiría hipócrita aconsejandote cosas, que no llevo a la práctica.

Soy un romántico más.
Un romántico que espera que esos momentos vuelvan a mi, que vive en el drama, esperando ese final de novela, donde todo lo pasado tiene un sentido, que tiene como objetivo una sonrisa, y que nunca dejará de esperar perdiendo su mirada en el horizonte por el que esa persona regresará algún día.

Con esa persona, no tenía que pensar como ser feliz.
Pues ella hacía que viviera en un estado de borrachera constante.

Ahora, puedo ser feliz, pero no sé cómo.
Tengo las herramientas pero no sé utilizarlas.

Es por eso, no busques nunca consejos en mi.

Pues solo obtendrás sueños de un niño que se niega a despertar.









P.D. Me Encantas.

Violeta Font dijo...

Etso es tremendo. De lo mejor tuyo, seguro.

Me he enamorado de todos los te quieros de esta entrada, en todas sus circunstancias y frecuencias. Aunque haya incoherencias por medio.