lunes, 22 de septiembre de 2008

22.09.08 (50 razones para odiarte)

Te odio.
Te odio por haberme robado ese beso y, con él, la razón, el aliento, la vida.
Te odio por haberme abrazado tantas noches, por haber susurrado un no quiero que te vayas todavía con esa jodida voz a la que sabes que no le puedo negar nada, por haberme regalado esas miradas a destiempo, por haber compartido todo lo que eras. Por haber escrito poemas que ya deberían haber ardido.
Por las tardes en el parque, por los anocheceres en el puerto, por los días de lluvia y por los días de sol. Por coger mi mano cuando paseábamos, por haber despejado las dudas que me asaltaban al principio.
Te odio por haber logrado hacer latir mi corazón, por haber convertido un simple enamoramiento en el amor de mi vida. Por haberme hecho desarrollar ese sentimiento que degeneró en necesidad. Por haberme arrancado esos te quiero.
Te odio por haber aparecido de repente, cuando ya no quería saber nada más de parejas. Por haberme pedido mi número de teléfono, por haber ‘olvidado’ mi nombre, por haberte sentado a mi lado, por haber suspirado al despedirte, por haberme rodeado los hombros con el brazo. Por haber dicho tantas cosas que, a pesar de resultar ridículas para la mayoría, nosotros comprendíamos. Porque dije que te compraría un foco con el logotipo de ‘Batman’.
Te odio por haber conseguido cegarme. Por llenarme como persona. Por tus ojos azules. Porque me enseñaste a mirar más allá de las apariencias. Porque lo fuiste todo, porque eres todo, y porque lo serás todo.
Te odio por haberme esperado, por comprenderme, por saber cuándo estaba realmente bien. Por hacerme reír, y por hacerme llorar. Por alegrarme cada segundo a tu lado. Por ser mi luz en la oscuridad. Por enredarme en tus latidos. Te odio por haber vuelto, por no haberte rendido. Por grabar a fuego en mi alma ese es que me muero de ganas de darte un beso.
Te odio porque nunca sabrás lo que tanto desearía decirte. Te odio porque no leerás estas palabras. Te odio por tener que sonreír cuando tú le sonríes a otra. Por fingir que nada nos ató, por hacerme adicta a ti.
Te odio porque debería odiarte, y no puedo. Te odio porque debería olvidarte, y ni siquiera lo intento. Te odio porque debería alejarte, y sólo consigo retenerte.
Te odio… porque te amo.

1 comentario:

Violeta Font dijo...

Te odio por tener que sonreír cuando tú le sonríes a otra.