jueves, 18 de septiembre de 2008

Sanatorium 1.0

Anoche me pregunté qué se sentiría al vivir encerrada, como tú, detrás de esas blancas paredes, de algodón de otoño. Una habitación en la que no entre el sol, desde la que no se vean las estrellas. En la que las noches se confundan con los días. Soledad.

No es mi mundo. Tampoco es el tuyo. Supongo que bastaría una mirada para que lo comprendiéramos, para que nos conectáramos. Pero claro, tus ojos no quieren ver, y yo no quiero salir. Por eso estamos así.

Anoche escuché una canción en blanco y negro. Una serenata que se deslizaba por debajo de la puerta, como esa luz que tú nunca verás. Y quise echar a correr, pegar la oreja a tu puerta, y susurrarte unas palabras para que dejaras de llorar. Me duelen tus lágrimas de invierno. Ojalá pudiera golpear las paredes con los puños hasta romperme los nudillos, hasta poder escribir unas estrofas con mi propia sangre. Abrir una brecha en el muro y enlazar nuestras lenguas.Damos vueltas, caminamos en círculos, y esta geometría que nos engaña se descompone en puntos de colores. Como luciérnagas ebrias de luna. Un crepúsculo no puede durar para siempre…

Escapemos hasta encontrar un lugar en el que entendamos el lenguaje de las nubes, en el que podamos olvidarnos de todas estas pastillas rojas y grises. Que te están paralizando los latidos. Y colgar estrellas de los árboles con puntillas oxidadas, para que al amanecer nos encuentren abrazados entre la hierba azul de rocío. Cambiemos todo lo que somos, y todo lo que hemos sido. Sólo para escapar.

–Esta no parece una de esas situaciones de las que te puedes librar diciendo la verdad.
–Bien, entonces no digas nada.

1 comentario:

Violeta Font dijo...

Anoche escuché una canción en blanco y negro. Una serenata que se deslizaba por debajo de la puerta, como esa luz que tú nunca verás.


Oh! Qué bonito eso y qué triste!
Me ha gustado el texto.
Hay por ahí otra expresión que también me ha molado. Lágrimas de invierno... ( :