Te mueres.
Y lo sabes.
Y te dejas.
Tiempo.
Como si creyeras que habías aprendido la lección.
Como si creyeras que algo va a cambiar.
Como si creyeras que no eres como todas las demás.
Como todas.
En sucesiones infinitas, una broma repetitivamente cruel del destino.
miércoles, 5 de mayo de 2010
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